Cuanta razón tenía mi madre que los impas entre temporadas son un verdadero circo, porque te puedes encontrar (estilísticamente hablando) de todo por la calle. Sin ir más lejos creo que este año es el exponente máximo de esta teoría (sabia mi madre) en la que en vez de estar con los pies al aire como deberíamos y anhelamos estamos con las botas todavía acuestas porque claro, mono puedes ir monísimo pero empapado y con los pies mojados como que no. Tú te levantas, abres la persiana y ves que hace un día maravilloso. Sin saber como el día empieza a torcerse y si has ido en moto a trabajar lo más recomendable es que sea de generación anfibio para que puedas volver a casa en moto acuática.
Estos desordenes se traducen en una catástrofe estilísticas que puedes comprobar en cualquier momento. La semana pasada me contaban unas buenas amigas que aprovechando los rayos de sol y aumento de temperaturas en la Ciudad Condal bajaron a la Barceloneta a dar un paseo. Nos comentaban que al igual que te encontrabas a una persona con abrigo, calzado y sombrero de invierno, por otro lado estaban las que iban con short, top, sandalias y sombrero de paja, vamos ver para creer.
Si son guiris no cuentan porque ellas ya sabemos que vienen a España y se piensan que han llegado a la tierra prometida de las altas temperaturas. Da igual la época del año que si tú te paseas por Barcelona te las puedes encontrar con shorts y sandalias a la mínima. Aunque el momento cumbre y que a mí me encanta (si lo sé, soy malo) es cuando empiezan a tomar ese tono quisquilla, fuxia que les aporta un brillo a la piel como si fuera charol y ellos todo orgullosos lo lucen a lo largo y ancho de la ciudad, no sé si es que son daltónicos o es que ese color es tendencia en las latitudes del norte.
Creo que deberíamos empezar a plantearnos en serio el elegir Miss y Mister Melanóma, porque estos chicos son unos competidores muy duros. Aunque creo que la palma se la llevan los italianos. Si alguien puede confirmarme que es ese ungüento que se echan en verano, carente de protección alguna y los vuelve marrones en dos días, porque yo nunca he tenido ese color (aunque no sé si me gustaría, el estar moreno es de pobres...).
En fin, que la avalancha de trabajo en la que estoy inmerso ultimamente, estos desordenes climáticos, creo que me han afectado tan seriamente que empiezo a desvariar, así que permanezcan atentos, abrochense los cinturones, porque en algunos post vamos a tener tormenta.
Monsieur Pablo..
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