Podría ser el título de una maravillosa película de televisión de un sábado o domingo en la sobremesa, pero no, es el homenaje que quiero rendir a uno de los maestros de la reinterpretación dentro de una colección, Hannibal Laguna. Pero antes de continuar quiero aclarar que este post está especialmente dedicado a nuestra amigas, invitadas a nuestra boda y que aún no hayan decidido que llevar. Ante la duda, la tela más dura: raso, pero no un raso cualquiera, el raso de tornasol. Yo es que soy muy clásico y una boda en España sin tornasol es como si en el aperitivo os quitamos el jamón, nos matáis, pues yo lo mismo con el tornasol. J'adore tornasol.
Como es Hannibal, único. Nos descubrió hace años el terciopelo líquido, maravilloso en una primera ocasión, sensacional en una segunda colección, habitual en una tercera y ya os podéis imaginar los calificativos hasta llegar a diez desfiles con este material. Él con los patrones que le caracterizan y conocemos todos tan bien, que si para aquella primavera un lacito, que para el otoño un volantito, siguiente temporada los dos juntitos y una colita. En fin, con su gracia vivió un idilio con el terciopelo hasta que lo llamaron para avisarle que el raso, sintético, volvería con fuerza a nuestras vidas ya que las fibras naturales estaban al alza y no hay que subir los precios en temporadas de crisis.
Vainillas, limas, morados, frambuesas y fuxias fueron las gamas elegidas por el alicantino para regalarnos el sueño de un baile en una noche de bodas de un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme. Que maestría, que buen hacer, que si corto, largo, un lacito por aquí, un broche por allá... Me quedó claro que lo que había oído de Hannibal acerca de que trabajaba por la noche, la mayoría de las veces solo, en su atelier, no era una leyenda urbana, era cierto. Aquellas exquisiteces no podían salir de una dulce mañana tras un buen desayuno, horas de sueño y descanso. Aquello era digno de una noche desenfrenada de un paquete de alpinos, un paquete de folios del 0,60€, una caja del mejor reserva en tetra brick de Don Simón y una larga y calurosa noche del mes de agosto en un lugar del Levante. Si es que los vestidos a medida que pasaban por la pasarela gritaban ellos solos "¡¡Viva Benidorm!!".
Y estas obras de arte no podían tener mejor colofón que un peinado y maquillaje maravillosos. Una trenza semi desecha y volcada hacia un lado, que con la abundante cabellera que caracteriza a las modelos del este que pueblan nuestro extinto Cibeles, lo declaraba como el peinado perfecto. Eso sí, algo que me robó el corazón fueron esos labios color hielo, tan finales de los 80, tan favorecedor y elegante, que era el elemento perfecto para complementar estos outfits de raso tornasolado.
Ya se que muchas estabais barajando a ese diseñador libanes especializado en delicadas obras de arte de alta costura, o el italiano que devolvió la capa a la escena de la moda como el elemento más in de las últimas temporadas o el último emperador de la moda os hiciera el encarguito para asistir a tan magno evento. Pero queridas, por vosotras, por nosotros, por nuestro país y un maestro de la reinterpretación del tejido temporada tras temporada, ¿por qué ir hacia materias tan nobles y delicados acabados tan femeninos y sutiles teniendo raso de tornasol para todas? Ya lo sabéis, si queréis ser la invitada perfecta, no lo dudéis, tornasol hasta en la faja, que para una boda en junio viene muy bien.
Espero haberos ayudado y facilitaros las cosas en la elección del modelo para el día D, las que me conocéis ya sabéis que me gusta ayudar a que las mujeres luzcáis bellas y esplendorosas con lo mejor del mercado, por eso, habréis comprendido desde el momento cero el tono irónico de este post, porque queridas, si alguna en algún micro nanosegundo de lectura de este post, se ha visto con alguna de las propuestas que describía en este raso tornasolado, por favor, hacérmelo saber rápidamente porque habrá que restructurar la lista de invitados, menos es más.
Besos para todas,
Monsieur Pablo P..